Miro por la ventana y el cielo se ha transformado en un collage hecho con papel periódico.
Los carros de cartón andan sin pasajeros y en las calles solo se ve uno que otro perro vagabundo que anda despistadísimo sin saber hacia donde ir.
Hace frío pero no puede llover porque el cielo de papel se desmoronaría. Los pájaros en los cables de luz son los únicos que dan un poco de vida a la gran ciudad con unos cantos melodramáticos que al final son opacados por el sonido del viento.
Enciendo un cigarrillo y me siento sin saber que hacer. Reviso mis cicatrices… siguen en el mismo lugar. Suspiro y me siento mas tranquila.
El hambre se ha desvanecido así como algunas imágenes mentales y solo queda un cosquilleo en el estómago producto de un par de mariposas que decidieron quedarse ahí como señal de esperanza.
Cierro los ojos y puedo imaginarme bailando suavemente con el mar, hemos sido unidos por un abrazo infinito. Hemos logrado encontrar con quien compartir toda la sal que llevamos dentro.
Abro los ojos por curiosidad. Pienso que el teléfono fue algo que jamás debió ser inventado debido a su crueldad.
Llego a la conclusión de que así como se puede pasar del amor al odio en un instante también es posible saltar de la ilusión a la desilusión –ojala fuera posible que se diera al revés.
Café con leche. Que te caliente un poco.
Que te embriague la tarde.
__________________________________________________________________________________
Mi labio inferior esta destrozado. El superior lo cuido en señal de paz.
Perdí la sensibilidad en mi lengua debido al agua hirviendo. Mi mente empieza a divagar y me pregunto si el agua caliente también puede adormecer los sentimientos.
¡Que teléfono ni que nada! Ese seria el mejor invento.
"El milagro de la tetera."
sábado, 12 de junio de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario